lunes, 3 de diciembre de 2018

En un lugar no muy lejano...

La señora impaciencia era una mujer oronda, sin vergüenzas, que aullaba a la luna cuando no estaba a solas.
El señor impaciente era un hombre escuálido, gruñón, sin pelos en la lengua, que leía el periódico en el porche escaso de su casa.
Vivían en un don nadie, habitado por cualesquieras desdeñosos y con aires de grandeza.
Ellos simplemente contemplaban desde ese lugar lejano por si acaso les veían.
A veces doña impaciencia enseñaba con desdén sus nalgas al viento,por si acaso en ese viento, otros ojos, que no los de su marido, estaban atentos en ese momento.
Él , como si nada, ojeaba su periódico despreocupado como si eso no ocurriera. Ya estaba acostumbrado a sus" impertinencias adolescentes"- Gruñía él.
Ella todavía juguetona, soñaba con otro lugar desorbitado: Un burdel de los 50 lleno de babosos borrachos pero sedientos de grandes carnes.
Pero así se sucedieron los días , en silencio , con "aquellos, los de aquel lugar "- Gruñía él, a lo lejos. 
Y cuando quisieron darse  cuenta ya estaban viejos, y ya no podían leer y ya no podían bailar , y ya no podían hacer ver que no veían...

viernes, 19 de abril de 2013

¡Discúlpeme Señor! Escena breve de género absurdo.

Una habitación oscura. Entra un caballero con sombrero de copa y esmoquin. Lleva consigo un candelabro, un monóculo y un reloj de bolsillo. Se mueve pesadamente. No está enfermo. Simplemente no tiene prisa. Apoya el candelabro en el suelo y destapa una máquina de escribir que está en un lateral del habitáculo. Coloca el candelabro en la mesa. Coge una silla y se dispone a trabajar. Señor: ¡Bien! Teclea unos instantes para comprobar que la máquina funciona. Coge un folio y lo introduce en el rodillo de la máquina. Comprueba, de nuevo, que todo funciona correctamente escribiendo un par o tres de palabras. Señor: ¡Perfecto! Tira la hoja a la papelera. Coloca una nueva y se dispone a esperar. Tose y mira su reloj. No deja de mirar a la puerta impaciente. Alguien llama . Parece que ha estado esperando este momento durante mucho tiempo. Vuelven a llamar. Se levanta y va a abrir, pero antes de que él pueda abrir la puerta, una Señora interrumpe en la sala. El Señor muestra nerviosismo pero en seguida lo supera. Quiere escuchar atentamente la llegada de su desconocida. Señor: ¡Adelante! Señora: Discúlpeme Señor. Señor: Si, dígame. Señora: ¿Es aquí dónde uno puede sentarse a escuchar? Señor: Aquí mismo. Señora: Entonces, ¿eso me daría derecho a opinar sobre lo que aquí acontezca? Señor: Bueno, eso no está contemplado en nuestras normas de comportamiento. Señora: Disculpe mi osadía, Señor. Señor: No se preocupe Señora, no nacemos enseñados. Señora: Tampoco nos enseñaron a nacer. Señor: Eso es cierto. Y aquí estamos. Señora: Sin saber qué debo hacer para poder participar de este gran día. Señor: Disculpe usted. Yo le aconsejo que vuelva a entrar. Puede que con un nuevo comienzo, aprenda usted un par de cosas sobre como comportarse. Señora: Bueno pues . Hasta ahora, Señor. (Sale de la habitación) El Señor espera nervioso que algo suceda. Mira su reloj y se seca el sudor de la frente. Pican a la puerta. Señor: ¡Adelante! Señora: Buenos días señor. Señor: Buenos días señora. Señora: Siento interrumpir. Señor: No se preocupe usted. Señora: ( Para si) Creo estar en el lugar adecuado. (A él) ¿Puedo permanecer aquí? Señor: O, sí , por favor. Es más, pase. No se quede junto a la puerta. Hoy hay corriente de aire y no me gustaría que se enfermase usted. Señora: Muchísimas gracias. Señor: Tome asiento. Señora: Es usted muy amable. Señor: ¿Dispuesta a empezar? Señora: Cuando usted quiera. Señor: Bien. Entonces empecemos. ¿Nombre? Señora: Isabel. Señor: (Tecleando) Isabel. ¿Primer apellido? Señora: Linares. Señor: (Tecleando) Linares. ¿Dirección? Señora: Calle de la Industria 48 2º 1ª. Señor: (Tecleando) Calle de la Industria 48 2º 1ª. ¿Intención? Señora: ¿Podría pensármelo un momento? Señor: Tómese el tiempo que necesite. Señora: Discúlpeme Señor. Señor: Sí. Dígame. Señora: Sólo quisiera que me aclarase una duda. ¿Es aquí dónde uno puede sentarse a escuchar? Señor: Aquí mismo. Señora: Entonces, ¿eso me daría derecho a opinar sobre lo que aquí acontezca? Señor: Bueno, eso no está contemplado en nuestras normas de comportamiento. Señora: Disculpe mi osadía, Señor. Señor: No se preocupe Señora, no nacemos enseñados. Señora: Tampoco nos enseñaron a nacer. Señor: Eso es cierto. Y aquí estamos. Señora: Sin saber qué debo hacer para poder participar de este gran día. Señor: Disculpe usted. Yo le aconsejo que vuelva a entrar. Puede que con un nuevo comienzo aprenda usted un par de cosas sobre como comportarse. Señora: Bueno pues . Hasta ahora, señor. Espero no haber cambiado tanto para entonces . Señor: Espero poder reconocerla y no tener que empezar de nuevo. Señora: Así lo espero. Señor: Aunque espero también que de aquí hasta allí haya sabido como comportarse para entonces. Señora: Así lo deseo. ¿Me da permiso para salir? Señor: No necesita de mi permiso para abandonar la estancia. Aunque deseo , y espero, que no se aleje demasiado. Señora: ¿Por qué, Señor? Señor: No me gustaría que de camino a la salida, pasara tanto tiempo, que el gran día que venía usted a ver, ya no sea el mismo. Señora: Vaya. Le agradezco su preocupación. Señor: Además, no me dan permiso para identificar las entradas dos veces en un mismo día. Señora: Así pues , será mejor que vuelva mañana. No es mi intención molestarle. Me desagradaría tanto que le amonestaran por mi curiosidad. Señor: ¿Curiosidad? Señora: Si, Señor. Señor: ¿Por su curiosidad? Señora: Es que… verá… yo quiero cambiar. Señor: ¿Cambiar? Señora: Si, cambiar. Señor: ¿El qué? Señora: El gran día. Señor: (Asustado) ¿Por qué desearía usted cometer tal atrocidad? Señora: Sólo por el hecho de averiguar que pasaría si el gran día fuera distinto al gran día que me vio nacer. Señor: ¡Madre del amor hermoso! (Se santigua) Señora: No se preocupe usted, no voy a cometer ningún cambio drástico! Al menos , no es mi intención. Puede que en medio del gran suceso, estornude o levante el dedo meñique o simplemente pestañee o ¿por qué no? Me ría un poco con los ojos bien abiertos. Aunque... quizás… Si me atreviera a todo eso, ¿ por qué no, interferir, corregir u opinar sobre lo que acontezca? Señor: ¡Madre del amor hermoso! (Se santigua) Señora: Me gustaría dejar de aplaudir porque si , también. Y ¡aullar! o gritar: ¡¡¡ “ esto no me gusta” !!! Señor: ¡Que alboroto! Por Dios Señora, no siga. Señora: Imagínese un aplauso inoportuno, un descuido, un… ¿por qué no? Señor: ¡Menudo disgusto! Señora: ¿Disgusto? Señor: ¡Si! Disgusto. Señora: Disgusto, Señor, va a ser el que se va a llevar su encargado cuando vea el pequeño número de entradas que usted ha vendido porque en su severa rutina a decidido, inconscientemente, dedicarle un tiempo precioso a una mujer desconocida antes de ¡¡¡el gran día!!! Señor: ¡Dios mío! Señora: Y no hace falta que se altere. Yo , si quiere, abandono la estancia. Señor: No, no. No hace falta. ( Muy nervioso, saca su pañuelo y se limpia la cara) Señora: Entonces le aconsejo que se relaje , porque éste , también va a ser un gran día para usted. Señor: Por favor vuelva a salir para poder entrar , o simplemente desaparezca en este otro gran día!!! Señora: Eso Señor ya no es posible. Señor: Ahora me dirá usted que ¿sus piernas no le permiten andar hacia la puerta que usted decidió cruzar? Señora: Por supuesto que mis piernas pueden retroceder hasta el inicio de esta nuestra gran aventura. Pero si por usted fuera sería capaz de hacer ver que ni siquiera me conoce. Que no me ha olido usted al entrar. Que no ha sonreído usted al verme. Que no se ha quitado usted el sombrero por cortesía y para complacerme . Que no me ha ofrecido usted asiento habiéndose levantado usted primero para sentarse sólo después de yo haber tomado asiento. Sería usted capaz de obviar su suspiro de alivio al contemplar que en lugar de un hombre tenía usted enfrente a una mujer, sin olvidar como se ha limpiado usted el sudor de su frente debido a los nervios de sentirse ruborizado por mi sonrisa agradecida. Señor: Señora creo que es inoportuno hablar de mi persona. ( muy preocupado) ¡¡¡¡El gran día se acerca!!!! Pausa larga Señora: ¿Podría decirle que le amor, Señor? Señor: ¿Y para qué querría escuchar yo tal cosa? Señora: Está usted tan cegado por el gran día que vendrá, que no se ha dado cuenta que ¡llevo esperando volver todo este tiempo! Señor: Mire Señora, está usted acabando con mi paciencia. Hasta ahora he sido cortés. Señora: Y espero que lo siga siendo. Señor: Tengo que recordarle que, en unos minutos escasos ,las puertas se abrirán para poder participar de el gran día. Y usted deberá haber comprado su entrada. Deberá haber leído las normas de comportamiento y rellenar la casilla de conformidad. Sólo en este caso, estando conforme y firmando su renuncia a cualquier devolución de su billete , y sólo asegurando de su mano que únicamente se sentará dispuesta a escuchar y no opinar. Sólo en ese caso puede que … Señora: He dicho que le amo…. Pausa. Se miran a los ojos. Señor: Mire señora, no me deja usted otra opción. Señora: Por favor , deje que le acompañe. Señor: ¿A dónde? Señora: ¡En su gran día! Señor: ¿En mi gran día? Señora: ¡Si! En su gran día. Está tan absorto en su orden, en sus quehaceres cotidianos, que no se ha dado cuenta que todo esto está sucediendo para y por usted. Señor: Salga por donde ha venido. ( Enfadado) Señora: Siento no haber servido para nada. Señor: No lo sienta usted. A veces las cosas no cambian. Señora: No me enseñaron eso en la escuela. Señor: Quizás es demasiado optimista. Señora: Está bien, me marcho. Quiero que sepa que es usted un hombre encantador a pesar de todo. Gracias por su atención. Hace ademán de salir pero el Caballero la detiene Señor: ¡Espere! (Pausa y con algo de curiosidad ) ¿Es cierto pues, que podría usted cambiar por un momento todo cuanto acontece, simplemente por curiosidad? Señora: Si Señor. Señor: Pero eso no está establecido en ningún apartado de nuestro formulario. Puede que deba llamar al director . Esto podría repercutir en el funcionamiento general de nuestras instituciones. Señora: Nadie diría que voy a perpetrar un delito. Señor: No me convence usted. ¡Debe ser un gran día! Todo está completamente estudiado. Usted como cualquier otro participante, tiene sus hojas de instrucciones, sus normas de comportamiento. Desde la A a la Z todos sus movimientos están contemplados. Y es gracias a eso, que hoy podemos festejar la llegada de este gran día. Señora: Así pues, ¿deberé permanecer en silencio y no mostrar mis intenciones siquiera, para no turbar su cotidianeidad? Señor: Preferiría que así fuera. Señora: Me deja usted perpleja. Pensé que hoy podría abrir mi corazón a su curiosidad. Señor: Creo que debería dejarlo usted para mañana. Puede que sea entonces mi gran día. Señora: Me deja usted un poco triste. Tenía muchas ganas de participar. Pero entre tanto ir y venir ya no se por qué he venido. Señor: Quizás necesitaba usted solamente entrar para salir después. Señora: Quizás. Señor: A mi, a veces, también me pasa. Momentos lúcidos, llenos de una luz desconocida. Un soplo de aire fresco en mi corazón. Mariposas revoloteando sin dirección en mi estómago y después todo se apaga, sin más, sin previo aviso. Y ya no se por dónde iba. Señora: ¡Que curioso! Eso a mi también me pasa. De hecho , y disculpe la pregunta: ¿le conozco? Señor: Ahora mismo no lo se, Señorita. Señora: ¿Señorita? ¡Pensé que debía llamarme usted Señora! Señor: Eso fue antes de que la conociera. Aunque ahora dudo de que así fuera. Señora: Bien, quizás sea hora de empezar de nuevo. Señor: Quizás. Señora: Quizás quiera usted olvidar mi nombre. Señor: Quizás. Señora: Quizás debiera usted arrancar mi inscripción y olvidar que esto tuvo lugar. Señor: Quizás. Señora: Bueno, entonces es hora de despedirnos. Señor: Quizás. Señora: ¿Le he dicho a usted que le Amo? El Señor La mira como si no la conociera. Señora: Bien, pues…Espero que tenga usted un gran día. El señor la acompaña hacia a la puerta. Meticulosamente guarda el folio encima de una pila de folios que hay encima de la mesa. Cubre la máquina de escribir. Se limpia el sudor de la frente. Se pone el sombrero. Mira su reloj de bolsillo. Suspira. Coge el candelabro y se va. Fin

Cambio

Entre dos tierras, entre dos aguas.
Me siento entre un lugar y otro.
uno muy conocido, el otro desconocido
Mientras tanto mi cuerpo me exige calma
y el antiguo miedo ahora convertido en curiosidad
queriéndose reconvertir de nuevo en algo viejo
Ya no hay vuelta atrás,
el cambio se inició hace tiempo, aunque ahora, y ya habiendo allanando el terreno
se vislumbra aún más profundo.
Abrazo
al amor desconocido.

jueves, 18 de abril de 2013

El pez se muerde la cola?

Trasteando entre papeles acumulados , encuentro este breve texto que escribí no se cuando.
Sin censura, lo comparto.

Y que es eso de que el pez se muerde la cola! Yo parto al bicho en cuatro, a cada trocito lo aliño con un propósito distinto y los dispongo a cada uno muy lejos el uno del otro para que no tengan la sensación de que en alguna ocasión pertenecieron el uno al otro. Así , siendo el mismo pez pero con distinta memoria y voluntad, los propósitos podrán desarrollarse con plenitud en su autonomía sabiéndose de un todo. Y esos propósitos son:
  • voluntad
  • deshapego de la deformación académica
  • aceptación de la existencia de la  infidelidad
  • amor por uno mismo

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Ai....

Cuéntame un par de notas.

Cuéntame un par de notas.
Una de esas, de las que desconciertan.
Otras de las que silencian evidencias de una forma no tan evidente.
Envuélveme con esos sonidos que sólo tu sabes.

martes, 28 de febrero de 2012

Te quiero.

En un momento un respiro.
En un instante un globo surca el espacio finito.
El funambulista bloquea la cuerda con los dedos gordos de sus pies, y con sus manos sostiene un algodón rosa, dulce, y espera paciente que su corazón venga a buscarle. El es paciente , aguanta en la intemperie sostenido en el no tiempo, en la vergüenza sinvergüenza del no tener nada , en lo absoluto . Sólo su alma, su amor por todo lo que no se mueve o lo que baila , invisible en el océano de lo ingrábito.
Suena una dulce melodía en la oscuridad y él ,sentado en sus tobillos fuertes,acostumbrados al imprevisto sólo sabe que cerrar los ojos y disfrutar de lo que acontece.
Una mujer en otro lugar del mundo también está sola. Pero ella no se siente sola. Simplemente está sólamente a solas en su espacio infinito. Una habitación minúscula repleta de pequeños cromos infantiles , pequeños-grandes recuerdos de un pasado muy feliz . Un pasado al que se aferra como si otra cosa no existiera. Cada centrímetro de cada pared del cubículo reluce una forma , un color , un animal , un objeto, una melodía silenciosa. Posee una cajita de música desnuda. Sólo queda su esqueleto, pero aún así, sigue emitiendo esas notas descompasadas.
Ambos se quieren , pero aún no lo saben. Sólo saben que no están sólos aunque aparentemente sólamente lo estén.
Algún dia  cuando su espera termine se encontrarán y no sabrán que decirse , pero sin decirse lo sabran todo. Y ya no habrá más de qué hablar ...
Así que de nuevo, solamente queda esperar....
Te quiero.